En su libro, Jeffrey Burton Russell también explora cómo el concepto de Angra Mainyu en el zoroastrismo influyó en el desarrollo del diablo en religiones monoteístas posteriores como el cristianismo, el judaísmo y el islam. Argumenta que la idea de una fuerza maligna opuesta a un dios bueno que es anterior al zoroastrismo influyó en el desarrollo de la figura de Satanás en el cristianismo y la figura de Iblis en el Islam.
Russell también señala que la creencia de Zoroastrian en Angra Mainyu como un principio activo e independiente del mal, en oposición a una mera ausencia o privación del bien, fue una desviación significativa de los sistemas religiosos y filosóficos anteriores, y este concepto ha sido adoptado y desarrollado en de diversas maneras en otras tradiciones religiosas.
En general, el libro ofrece un examen en profundidad del desarrollo y evolución del concepto del mal a lo largo de la historia, con especial atención a la figura de Angra Mainyu en el zoroastrismo y su influencia en las religiones monoteístas posteriores.
El origen de la aparición del demonio es un tema que ha sido explorado en diversas tradiciones religiosas y mitológicas, así como en la cultura popular. En muchas de estas tradiciones, los demonios a menudo se representan con características monstruosas o aterradoras, como cuernos, garras y colas.
En el cristianismo, la apariencia del demonio a menudo se asocia con Satanás, que a menudo se representa con cuernos, cola y una horca. Se cree que esta representación se originó en la Biblia, donde se hace referencia a Satanás como "la serpiente" y "el dragón" en el libro de Apocalipsis. Los cuernos y la cola simbolizan su rebelión y su poder, y la horca representa su papel como tentador.
En el zoroastrismo, Angra Mainyu se representa como un espíritu o demonio malévolo, pero no hay una descripción específica de su apariencia.
En otras culturas y tradiciones, los demonios a menudo se representan con rasgos animales, como los cuernos de una cabra o las alas de un murciélago. Estas características pueden ser un símbolo de la asociación del demonio con ciertos animales o elementos naturales, como el fuego o la oscuridad.
También vale la pena mencionar que en algunas culturas antiguas, los demonios no siempre se representaban como malvados o monstruosos, sino como poderosos y útiles, e incluso se los invocaba para protegerse del mal.
En resumen, el origen de la aparición del demonio es un tema complejo que ha evolucionado con el tiempo y está influenciado por diversos factores religiosos, culturales e históricos.